La Quimera de Gupta (e)k Marta Peirano(r)en Contra el futuro liburuaren kritika egin du
Necesario, importante... pero frío.
3 izar
Ensayo necesario. Ensayo importante. Y, sin embargo, es un ensayo que deja frío. ¿Por qué? Porque afronta debates que debería estar superados por la humanidad. Y sin embargo no lo están. Es por ello que es tan necesario leer libros como éste y, a la vez, dejan el alma del militante ecologista algo decepcionada: queremos más herramientas para imaginar un mundo distinto.
La mayor parte del libro está destinado a un análisis de la realidad en la que vivimos y a desmontar varios mitos sobre los problemas que afrenta nuestro planeta. Nuestro planeta no enfrenta un problema de superpoblación: ya hemos superado el pico de nuestra máxima tasa de reproducción y en los próximos años llegaremos al máximo de nuestra población planetaria, con un sistema alimentario que es capaz de sostener a más de 12.000 millones de humanos en condiciones de exceso de alimentación. Sin embargo, el foco se pone …
Ensayo necesario. Ensayo importante. Y, sin embargo, es un ensayo que deja frío. ¿Por qué? Porque afronta debates que debería estar superados por la humanidad. Y sin embargo no lo están. Es por ello que es tan necesario leer libros como éste y, a la vez, dejan el alma del militante ecologista algo decepcionada: queremos más herramientas para imaginar un mundo distinto.
La mayor parte del libro está destinado a un análisis de la realidad en la que vivimos y a desmontar varios mitos sobre los problemas que afrenta nuestro planeta. Nuestro planeta no enfrenta un problema de superpoblación: ya hemos superado el pico de nuestra máxima tasa de reproducción y en los próximos años llegaremos al máximo de nuestra población planetaria, con un sistema alimentario que es capaz de sostener a más de 12.000 millones de humanos en condiciones de exceso de alimentación. Sin embargo, el foco se pone en la presión que ejercen los actuales casi 9.000 millones sobre los ecosistemas. Esta presión podría ser mucho menor con un sistema que repartiera eficientemente los recursos y, a su vez, pudiera ser menos intensivo (tenemos varios miles de millones de humanos de margen para mejorar y ser más extensivos en la producción de alimentos). Esto puede ocurrir, por ejemplo, con un sistema de producción alimentaria capaz de armonizarse con los ecosistemas, preservando más zonas no cultivadas o en barbecho que favorezcan el incremento de la biodiversidad, así como una producción basada en la alimentación local y mucho menos dependiente de fertilizantes y pesticidas. Un ejemplo exitoso es la región del Macizo etíope: una región donde el incremento de la población y del aprovechamiento ecológicamente sostenible de los recursos madereros, ha producido a su vez, un incremento de la propia masa forestal, de la producción agrícola y de los recursos hídricos disponibles.
La autora además critica mucho del “solucionismo tecnológico que hoy prima: “seguro que, aunque esto ahora sea un problema, en el futuro le encontraremos solución”. Hasta que esto no pasa. Por si acaso, y como dicen en “La Pardoja de Jevons”, lo primero es no desterraformar. Es decir, ante la más mínima duda de que un modo de producción está destruyendo el planeta, la postura lógica es evitar que esa destrucción ocurra y que no nos veamos obligados a tener que “inventar” algo porque, entre otras cosas, no sabemos si va a funcionar. Por ahora, la captación de CO2 artificial no ha conseguido ni asomarse un poquito a la eficiencia y eficacia de un árbol. No hagamos el capullo.
En una última parte del ensayo, y quizá la más interesante, Peirano propone “un ejército civil” dispuesto a enfrentarse, desde abajo, a la crisis climática y a los intentes de agravarla del gran capital tecnológico en su último asalto a lo que todavía queda por rentabilidad: tus datos y el sector público. Ofrece una gran panoplia de propuestas para, a la vez que se protege nuestros ecosistemas, seguimos avanzando en una sociedad que utiliza la tecnología de forma eficiente, eficaz, horizontal y transparente. Una sociedad donde, por ejemplo, la titularidad de la información y de las bases de datos sea de las comunidades de vecinos, que actualizan y mantienen en pequeños servidores comunitarios. Una sociedad donde la tecnología de software se centre en compatibilizar estas diferentes bases de datos para que la privacidad, seguridad y horizontalidad se mantengan a la vez que se permite una interoperatividad entre las mismas que permita, a un grupo de decisores, acceder a ellas y dar un servicio público de calidad, sin perder en ningún momento el poder de decisión sobre los datos.
Hay algo que valoro mucho en este ensayo: es un aglutinador de lecturas. Toda al reflexión que va siguiendo la autora vemos que se va apoyando en lecturas. Casi cada argumento viene respaldado por una obra que postula esto y aquello. Esto demuestra que, a la vez que la autora construye su conocimiento y lo populariza a través de este ensayo, contribuye a que los demás hagamos lo mismo: hacernos cargo de nuestra parte y seguir construyendo el conocimiento de forma colectiva. En una recensión del libro, Oscar Sánchez afirma que:
"Las sociedades de consumo han descubierto que si quieres acabar definitivamente con el pensamiento lo que hay que hacer no es encender una pira con los libros, como los nazis, ni prohibirlos, como la Inquisición, atajos estúpidos y estériles los dos (se crean mártires), lo que hay que hacer es exponerlos bajo siete focos en un escaparate junto con J.K. Rowling o Carmen Mola".
Esto ya lo escribió Stanislaw Lem en "La Voz de su amo" (1968) donde Peter hogarth, un prestigioso matemático de esta ficción literaria, afirmaba que, en lo que denominaba la paradoja de la libre expresión,"la libertad de expresión es a veces un medio mucho más destructor para el pensamiento. Determinados pensamientos prohibidos pueden circular clandestinamente, pero ¿qué hacer si un hecho destacado aparece en medio de una riada de falsificaciones?". Esto, junto a los mecanismos psicológicos que Marta Peirano muestra en el libro (no vemos el riesgo hasta que ya estamos bien metidos en él), conforman las dos columnas del arco de triunfo de nuestro fracaso. Pero, como dice la propia autora, "Y necesitamos tener esperanza. No la convicción de que todo saldrá bien, sino la certeza de que tiene sentido intentarlo, independientemente de cómo resulte."
Necesitamos toneladas de Peirano, pero no solamente en nuestras estanterías o en nuestras cabezas, sino en la mesa de aquellos que toman las decisiones y/o pueden presionar a quienes toman las decisiones.