sof (e)k Carmen Laforet(r)en Nada: Premio Nadal 1944 liburuaren kritika egin du (Coleccion destinolibro -- 57)
De Nada me llevo mucho
5 izar
¿Qué decir de «Nada» tras leerla por tercera vez? Con cada lectura me llevo muchas cosas de la casa de la calle de Aribau. Algunos aspectos y sucesos de la novela estaban frescos en mi mente, mientras que otros se habían difuminado e incluso borrado, sorprendiéndome como si nunca los hubiese conocido.
Creo que una de las razones que contribuyen a que sea a día de hoy mi libro favorito es el tipo de protagonista que es Andrea. Ella misma lo dice: «Yo tenía un pequeño y ruin papel de espectadora. Imposible salirme de él. Imposible libertarme». Andrea llega a Barcelona rebosante de esperanza y de anhelo, pero el ambiente frío, gris y violento que le toca vivir rompe todas esas ilusiones en pedazos. No llega a conocer, en sus propias palabras, «la vida en su plenitud, la alegría, el interés profundo, el amor», pero tampoco en la miseria que …
¿Qué decir de «Nada» tras leerla por tercera vez? Con cada lectura me llevo muchas cosas de la casa de la calle de Aribau. Algunos aspectos y sucesos de la novela estaban frescos en mi mente, mientras que otros se habían difuminado e incluso borrado, sorprendiéndome como si nunca los hubiese conocido.
Creo que una de las razones que contribuyen a que sea a día de hoy mi libro favorito es el tipo de protagonista que es Andrea. Ella misma lo dice: «Yo tenía un pequeño y ruin papel de espectadora. Imposible salirme de él. Imposible libertarme». Andrea llega a Barcelona rebosante de esperanza y de anhelo, pero el ambiente frío, gris y violento que le toca vivir rompe todas esas ilusiones en pedazos. No llega a conocer, en sus propias palabras, «la vida en su plenitud, la alegría, el interés profundo, el amor», pero tampoco en la miseria que experimenta es del todo protagonista. Más allá del hambre y del frío, parece que las desgracias, la violencia o la manipulación no la tocan directamente, pero pululan alrededor de ella, volviéndolo todo triste y gris.
Sin embargo, Andrea no es un mero medio para conocer la historia y los personajes a los que sí les pasan las cosas que podríamos considerar importantes. Ella tiene pocas líneas de diálogo, pero escucha, observa y sobre todo siente. Aunque pocas veces juzga directamente a su entorno, la historia entera está inevitablemente atravesada por su visión, sus sentimientos ocupan un lugar central en la narración y estoy segura de que la novela no sería en absoluto la misma si hubiese tenido un narrador en tercera persona que observase todo desde fuera.